Radicales libres en el deporte, ¿cómo nos perjudican?

¿A que alguna vez has oído hablar de los radicales libres? Hoy vamos a analizar qué son y cómo pueden afectar a nuestro organismo.

Radicales libres, ¿qué son?

Los radicales libres son unas moléculas capaces de dañar las células debido a su alta actividad tóxica en nuestro organismo. Se genera a raíz del oxígeno que respiramos. De él el 95% nuestras células lo usan para producir energía. El restante es el que está detrás del origen de los radicales libres que aceleran el envejecimiento celular. Algo que también tiene mucho que en esto es la presencia de agentes contaminantes (contaminación ambiental, humo del tabaco) y el estrés diario.

Además del envejecimiento prematuro, los radicales libres pueden causar agresiones en nuestro organismo que probablemente desencadenen patologías crónicas y degenerativas.

Estrés oxidativo

A este efecto negativo se le conoce como estrés oxidativo y es especialmente preocupante en personas que realizan deporte. En estos casos, solemos utilizar más oxígeno por lo que la cantidad de radicales libres también será mayor.

Además, al hacer ejercicio la temperatura corporal es mayor, algo que dificulta la combustión de oxígeno, haciendo que una mayor parte de él se transforme en radicales libres.

En situaciones normales, nuestro organismo combate los radicales libres a través de las enzimas que él mismo fabrica. Pero si somos deportistas deberemos prestar especial atención a nuestra alimentación para intentar evitar las consecuencias de los radicales libres en nuestro organismo.

¿Cómo combatir los radicales libres?

Como veis, los radicales libres ponen en peligro nuestra salud, así que lo mejor será que pongamos remedio lo antes posible.

Además de llevar una dieta equilibrada, lo mejor es que aumentes el consumo de alimentos que te ayudarán a ganar la batalla contra los radicales libres. La clave está en los antioxidantes que protegen las células frente al deterioro.

Antioxidantes

La vitamina C (que contiene la naranja o el limón, por ejemplo) es un gran antioxidante natural, así como otras vitaminas como la A y la E. Ciertos minerales también evitan la oxidación. Es el caso del zinc (presente en el pescado, los frutos secos, el pollo) o el selenio (avena y germen de trigo)

Otra opción es apostar por complementos como Fuente de Vida, que ofrece una combinación de vitaminas A, C y E y otros nutrientes que nos protegerán frente a los radicales libres.

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